Gente corriente

 

Os invitamos a recorrer una serie de obras teniendo como telón de fondo esta canción, que marcó una época y que revindicaba a la gente corriente después de unas décadas con fuertes políticas neoliberales propiciadas por el Thatcherismo (1979-1990) donde se había arrasado con lo “publico” y donde la “Common People” era considerada únicamente como una maquinaria económica y las políticas “sociales” desaparecieron. Se creó entonces esa enorme brecha entre la clase rica y la gente corriente. La canción es un canto a lo único que precisamente le queda a la gente corriente, eso, ser “normales”. Y también a la imposibilidad de que una chica rica pueda ser como la gente corriente. Hacerlo por un día no es posible, ya que como dice la canción de Jarvis Cocker:

“[…] no lo conseguirás / porque cuando estés tumbado en la cama de noche / viendo las cucarachas escalar por la pared / si llamas por teléfono a tu papá, él podrá detenerlo todo.”

También os invitamos a escuchar la versión recitada de la canción del editor, escritor y galerista Julián Rodríguez (Ceclavín, Cáceres, 1968 – Segovia, 2019) y sus reflexiones sobre la canción en el programa que comando en Radio 3 el 25 de octubre de 2010:

Para iniciar este itinerario os proponemos las fotografías de Philip Lorca diCorica (Herford, Reino Unido, 1951). A mediados de los ochenta fue fotógrafo independiente para revistas como Fortune o Esquire. Desde que iniciara en los años setenta las series de fotografías de personas de su entorno y de transeúntes anónimos, su trabajo se ha distinguido por el carácter cinematográfico que imprime a la fotografía. Convencido de que la representación de lo real como verdad es una traición a la realidad que registra, DiCorcia elige el camino de la ficción para acentuar esa «irrealidad de lo real», a través de una iluminación artificial y meticulosas puestas en escena que exploran el mundo actual y sus contradicciones sociales que obtuvo de su trabajo en el mundo de la publicidad.

En sus fotografías capta a figuras solitarias absortas en “momentos de reflexión”, poseídas por el curso de la acción que solo él o ella pueden conocer. Su estilo se identifica con el estilo fílmico de Alfred Hitchcock, donde la película representa un mundo cerrado, en el cual el punto de vista de la cámara es omnisciente y opresivo.

En sus imágenes encontramos una búsqueda del equilibrio entre el brillo de las imágenes comerciales y la fuerza de lo real, como hace por ejemplo en su serie “Hustlers” (buscavidas) de 1990-1992.

En 1989 dicorcia gana la tercera beca de investigación de la National Endowement for the Arts. La NEA había sido recientemente atacada por apoyar a varios artistas y fotógrafos, entre ellos Robert Mappelthorpe, cuyos trabajos habían sido denunciados por obscenos por el senador Jesse Helms y otros líderes políticos de derechas. Helms criticaba la explicita homosexualidad de algunas imágenes de Mappelthorpe, y para quienes atacaban al fotógrafo o lo defendían, la polémica se acrecentó por el surgimiento de la epidemia del SIDA, por la que Mappelthorpe murió ese mismo año.

Entonces decida viajar a Los Ángeles, por los alrededores de Santa Monica Boulevard en Hollywood, frecuentado por drogadictos, chaperos y vagabundos. diCorcia quiere mostrar la otra cara de Hollywood como la factoría de los sueños, donde los jóvenes iban dejar de ser gente corriente. Al final los chaperos hacían realidad la fantasía de otros.

diCorcia concibe la escena por anticipado, dejando al asistente a cargo del equipo. Entonces buscaba a un hombre en la calle a quien ofrecía pagar por posar para las fotografías. Más allá del hecho de que todas las personas que aparecen en la imagen aceptaron el dinero a cambio de posar, diCorcia no tenía la certeza a que dedicaban su vida, solo les preguntaba su nombre, edad y lugar de nacimiento, y titulaba las fotografías con las respuestas obtenidas, seguido de la cantidad de dinero que les pago. De esta forma evocan al reportaje que se atiene a los hechos en los pies de foto de las imágenes en los periódicos, estrictamente documental, y la seriación típica del arte conceptual.

Llama la atención la mirada ausente de los modelos. Sin actividad, en estado de espera, junto a iconos comerciales (Pepsi, Del Taco, Camiseta de concierto) realizando un contraste entre el mundo de la publicidad y el de las personas que lo consumen y habitan realmente. El instante que capta ha sido congelado antes de la toma de la fotografía, lo que les da ese aire de irrealidad y que nos llama la atención, mecanismo tomado del mundo de la publicidad.

Para diCorcia una fotografía nunca puede ser real, por tanto, la manipulación de la realidad no la ve como un falseamiento de los hechos que quiere mostrar, sino lo contrario, mostrarlos de forma más clara. Artificialidad de la fotografía de moda unida a la dura realidad social de los marginados. Desplaza ambos tipos de fotografía para llamarnos la atención sobre el hecho. Dicorcia incide de esta forma en lo que Sontag señalaba sobre el medio, “La pluralidad de significados que supone cada fotografía y la relación estética que toda fotografía propone inevitablemente”.

1990-1992

Brent Booth, 21, Des Moines, Iowa, $30

Lorca diCorcia, Philip

1990-1992 2002 [Fecha de producción de la obra]

Michael Jenson, 19, Dallas, Texas $40

Lorca diCorcia, Philip

1990-1992

Ralf Smith, 21, Ft. Lauderdale, Florida, $25

Lorca diCorcia, Philip