Centrada en la luz como factor constituyente principal de la visibilidad de lo artístico, esta exposición reunió un total de 74 obras de 40 artistas. Como elemento formal o como sustancia misma de la obra, la luz se erige en hilo conductor de esta exposición que atraviesa la producción artística de las décadas de los ochenta y noventa en los más diversificados soportes. La luz ha sido objeto de multiplicidad de abordajes: atmósfera, reverberación, materia interior, manipulada o inventada, elemento natural o artificioso, herramienta para dar a ver un cuerpo humano fantasmático, agente de alteración perceptiva del espacio o condensador del tiempo son algunas de las interpretaciones de la luz presentes en la colección y que pudieron contemplarse en esta exposición.